La Argentina es un gran productor de frutas; de entre los primeros en limón, pera y frutas de carozo, entre otros. Dentro del país, la fruticultura tiene importancia a nivel regional, ya que es una de las principales economías en un tercio de las provincias. Además de su importancia social, realiza un gran aporte económico; en especial, debido a la exportación y al ingreso de divisas a las provincias. Pero en los últimos años se observó un cambio: la exportación de fruta fresca fue cayendo, mientras que creció la de las frutas industrializadas. Ante una política nacional poco propicia para el negocio del fresco se perdió competitividad frente a otros países. “Esta caída, en parte, pudo ser absorbida por el avance de la industrialización de la fruta”, indica un interesante informe realizado por Betina Ernst, de Topinfo Marketing.
En primer lugar, está la producción de vino. Argentina está dentro de los 10 primeros países mundiales en superficie de viñedos y producción de vino y es uno de los países con mejor relación precio/calidad.
Dentro del mundo de las restantes frutas se destaca en primer lugar al limón. Tucumán, el primer productor mundial de limones, industrializa el 70% de su producción, por lo cual también es el primer industrializador mundial.
El limón se aprovecha en su totalidad: de la primera capa más fina se obtiene el aceite esencial; luego se lo exprime para elaborar el jugo concentrado; y, por último, se seca la cáscara. Históricamente, esta última fue vista como un subproducto de menor valor; pero últimamente, gracias a avances tecnológicos, se le encontró múltiples usos, lo que hizo que su demanda aumentase fuertemente.
Gran parte de los derivados de limón se exportan, por lo cual este negocio adquirió una creciente importancia. Actualmente, dos tercios de lo que exporta el clúster del limón son los derivados y el restante, limón fresco. Dentro del grupo de frutas (excluyendo el vino) la exportación del clúster limón es la de mayor peso; entre 2021 y 2023 aportó de un 40% a un 45% de las divisas del sector frutícola.
Le sigue en importancia el clúster de peras y manzanas. Pero en este caso, la mayor parte proviene de la exportación en fresco. Solo el descarte se industrializa, dado que los precios pagados por esta industria son bajos y poco rentables. Solo un 12% de las exportaciones de peras y manzanas son productos industriales (jugo concentrado, puré, pulpa, deshidratados).
El tercer grupo de frutas, en relación al aporte de divisas, son las “otras frutas”. Estas incluyen frutas de carozo y uva de mesa. El aporte de la exportación en fresco es muy limitado, a excepción de la cereza. Esta última es la nueva estrella de la fruticultura austral, habiendo una gran demanda y pagándose precios atractivos. Pero los otros carozos (duraznos, nectarinas y ciruelas), tienen mercados de fresco muy limitados, presentan complicaciones logísticas y costos internos elevados. También la exportación de uva de mesa se restringe a pocos volúmenes. Pero su importancia reside en su industrialización. En Mendoza hay una gran industria de la ciruela desecada; que se exporta en casi su totalidad, le sigue el durazno en almíbar, el cual es un preciado postre local, pero también se lo exporta. San Juan es un gran productor de pasas de uvas y mosto. Estos productos generan un importante aporte de divisas a estas provincias.
Importancia
El clúster de los cítricos dulces, más el de pomelos y el de las frutillas, más el de los arándanos exportan menos, con un menor aporte de divisas. En ambos casos la exportación en fresco es acotada, obteniéndose algo más de divisas por la exportación de productos elaborados. En caso de los cítricos es la exportación de jugos concentrados y aceites esenciales; en las frutillas y los arándanos, la fruta congelada. La importancia de ambos clústeres está en el mercado interno. Los cítricos dulces son las frutas locales más consumidas en el país. Las frutillas son muy apreciadas por el consumidor gracias a su dulzura, atractivo color y múltiples usos. Según los verduleros, la frutilla sale, se vende siempre. También los arándanos están conquistando su lugar, durante el periodo de oferta cada vez más consumidores optan por ellos.
Al analizar la exportación de derivados industriales hay que destacar el aporte de la producción orgánica, en la cual Argentina ganó prestigio y es exitosa. Con esta forma productiva logra diferenciarse de los competidores. Anualmente se exportan de 16.000 a 18.000 toneladas de frutas orgánicas industrializadas. Dentro de este grupo, el mayor peso lo tienen los derivados de peras y manzanas (puré, jugo, pulpa), le sigue en importancia los de limón (jugo, aceite esencial), las ciruelas desecadas, las pasas de uvas y los arándanos congelados.